Definitivamente, tiene que ser Dios, en su eterna sabiduría que baja desde el cielo y recorre al mundo el de la magnífica idea de asomarte a mi vida, de ponerte a mi lado, de darme ese empujoncito a arriesgarme a vivir todo tipo de cosas contigo. Es como si él estuviese presente cada vez que te tomo de la mano y siento esa seguridad y ese sentimiento de que todo importa poco si estas tú. ¡Que dicha! Tantos males en el mundo, tantas diferencias entre nosotros, tantos malos ejemplos llamándonos a seguirlos, tantas dudas las que nos molestan en la juventud y nosotros seguimos juntos, apoyándonos, dándonos besos, intercambiando risas, caricias y un sin fin de gestos que nos dan felicidad. Que rico es estar enamorado y sentir que de verdad te aman; que de cualquier forma y en cualquier situación estas ahí y te dejas guiar por mi. Que gratificante es saber que valoras mi compañía, mis arepas quemadas y hasta mis regaños; que ya aprendiste a tratarme cuando no estoy bien, para que las cosas no empeoren, asi como lo hago contigo. Sabemos que nos tenemos el uno al otro y eso, sinceramente es genial.
Todos los días pido porque este amor siempre sea sano y no deje de crecer, porque me llena el alma, el cuerpo y me hace grande a medida que él va creciendo también.
Gracias. Eres mejor de lo que piensas y te amo en cantidades que a estas alturas desconozco porque son inmensas...
Confío en ti y en tu amor a pesar de las trampas del destino. El futuro es nuestro...
